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viernes, 8 de julio de 2011

INCREIBLES Y NUEVAS BUTACAS


LOS ANGELES.- Esta vez le toca a la atracción principal no estar dentro del cine, sino en el hall de un complejo multipantalla situado en el corazón de Hollywood. Sobre la avenida del mismo nombre, después de atravesar la vereda del Walk of Fame pintada de estrellas con nombres famosos, cruzarse con decenas de personas disfrazadas como artistas y personajes de película, y subir las escaleras que acercan al teatro Kodak -la sede del Oscar-, el Mann's Chinese 6 no sólo recibe al visitante desplegando todo el marketing de los estrenos más recientes.
Junto a los afiches y los cartones troquelados promocionales, pueden verse instalados en un rincón estratégico una pantalla de TV de alta definición y dos sillones tapizados de rojo estridente. No hace falta ayuda, guía u orientación alguna: cualquier visitante puede acomodarse por las suyas en la mullida butaca y aguardar a que en el receptor aparezcan imágenes de la última película de la serie de Harry Potter, de estreno inminente. De allí en más, durante algunos minutos, la experiencia de ver cine se pondrá en movimiento, literalmente.
El sillón comenzará a moverse en línea con lo que ocurra en la pantalla al activarse allí un código especial ( motion code ), tal como sucede en los parques temáticos con los simuladores que reproducen escenas de films fantásticos o relatos de ciencia ficción. Al compás de las acciones, como si estuviesen dentro de ellas, los espectadores sometidos al dispositivo D-Box experimentan toda clase de traqueteos y sacudidas, además de mecerse o agitarse en la butaca según indique la trama.
Llenar el piso de pochoclo o derramar parte del vaso de gaseosa sobre el regazo sería lo de menos. Si lo que importa, en definitiva, pasa por ver una película a puro vértigo y zarandeo, ese costo es insignificante. Sobre todo, si ya se pagó el verdadero precio de la experiencia: ocho dólares agregados al importe de una entrada normal (entre 8 y 10 dólares).
Pero si el film en cuestión (digamos Transformers 3 , la más popular en estos días) se exhibe en 3D, que de entrada impone un valor diferenciado, la cifra que se pague en boletería será todavía mayor. Así, el que quiera ver cine en 3D y al mismo tiempo vivir desde el asiento esta experiencia movilizadora deberá dejar en taquilla 23 dólares. Dos filas con asientos D-Box, ubicadas del centro hacia arriba en una de las salas del Mann's Chinese, garantizan esa posibilidad.
El Mann's es uno de los muchos complejos multipantalla que ya cuenta con este aporte en medio centenar de ciudades de Estados Unidos y Canadá. De este último país (más precisamente en Longeuil, Quebec) proviene el desarrollo de la tecnología y el equipamiento, que inició su carrera en los cines en abril de 2009 y luego se extendió a los hogares. Allí está disponible en conexión con determinados videojuegos y películas grabadas en blu-ray. Se estima que cada sillón D-Box para uso doméstico tiene un valor cercano a los 5000 dólares.
La iniciativa se extiende (por estos días llega a Australia) mientras los dueños de los cines norteamericanos no disimulan su entusiasmo por la aparición de un nuevo estímulo que invita al público más joven, sobre todo cuando el 3D empieza a dar en ese mercado las primeras muestras de desgaste y cansancio. Del otro lado están los objetores, guiados por el influyente crítico Roger Ebert. "¿Se imaginan si llegara a perdurar como agregado a los horrores del 3D? Me pregunto si van a incluir la bolsa que colocan en los asientos de los aviones cuando alguien se siente mal. Se sigue desmembrando la manera clásica de ver cine en el cine", ironizó.
En la Argentina, la aplicación del sistema aún aparece lejana. Según pudo averiguar La Nacion, las consultas al respecto existieron, pero los costos del equipamiento por ahora descartan su aplicación más o menos inmediata en los complejos locales multipantalla. Por ahora, la experiencia quedará acotada a los viajeros curiosos, que ni siquiera necesitarán ver una película para hacer la prueba. Quien tenga la suerte de darse una vuelta por Hollywood encontrará cómo hacerla en el hall de un cine, como una estrella más.
EL OLFATO ES LA PRÓXIMA FRONTERA
LOS ANGELES (EFE).- La cuarta y próxima entrega de la saga de Mini espías, del director Robert Rodriguez, añadirá una dimensión aromática a la experiencia de los espectadores en las salas de cine, según informó la productora Dimension Films. Spy Kids 4: All the Time in the World se proyectará en 3D y con una tecnología denominada Aromascope, que permitirá que la audiencia perciba olores asociados con la acción durante ocho momentos del metraje. "A las familias les va a encantar esta interactividad y lo mejor de todo es que no habrá que pagar extra para experimentar el 4D Aromascope, porque se proyectará en todos los cines, 3D y 2D", dijo Rodriguez. Cada espectador recibirá una tarjeta con números, que deberán raspar a medida que éstos aparezcan en pantalla, con el fin de liberar el aroma correspondiente.
FUENTE: DIARIO LA NACION

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